martes, 26 de diciembre de 2017

FELICIDADES, AMIGA (… o cómo enfrentar desde el escepticismo la certidumbre de cumplir años).

FELICIDADES, AMIGA
(… o cómo enfrentar desde el escepticismo la certidumbre de cumplir años).

Aunque sepas que no soy la persona más apropiada para adornar instantes como los que vienen, imagina que todos podemos sentirnos tan eternos como queramos. 

Que tal vez la certidumbre de cumplir años -y la de quien deja de hacerlo- nos ayude a recordar que no estamos atrapados en el tiempo; que al contrario de lo que nos quieran vender, sí que nos espera.

Eres especial. Por eso -aún ante lo más inadvertido- siempre serás capaz de crear reflexiones objetivas y agradables.

Últimamente se me repite demasiado la frase de la película Los Amantes del Círculo Polar que dice: “Se puede correr hacia atrás, unas horas atrás… una vida…”, pero con un no muy grande al comienzo.

Sé que puede ser angustioso sentir como el simple paso del tiempo difumina momentos que, quizá alguna vez, nos pertenecieran; momentos de los que –dado nuestro peculiar modo de entender la vida- apenas tuvimos consciencia de disfrutar.

No soy el más indicado para ofrecer lecciones de autoayuda, pero quizá debiéramos hacer un esfuerzo por disfrutar del presente. Aunque sólo sea porque ya sabemos que es completamente falso que se pueda vivir hacia atrás.


Desde el más absoluto de los escepticismos y desde la más cuerda de todas mis contradicciones: felicidades, amiga.


Creación original registrada por @Oddey_ en Safe Creative.

lunes, 25 de diciembre de 2017

LOS ÚLTIMOS AMIGOS (… o cómo poner fin a tu velada en ausencia de Prozac)

LOS ÚLTIMOS AMIGOS

(… o cómo poner fin a tu velada en ausencia de Prozac)

En mitad de la cena, con la mirada perdida, se concedió una copa de vino y, exhibiéndola, se puso en pie sobre su silla. Desde allí, reivindicó el derecho a la eutanasia para las enfermedades del alma. Por ellas propuso un brindis; y el silencio se adueñó de una velada que convirtió en su función.

Ante todos conmemoró que su misión fuera llenar los colectores de sus vidas de lágrimas intensamente rojas. Y que se arrepentía de no haber vivido siempre con los ojos cerrados.


Acto seguido rompió la copa y, sirviéndose de sus pedazos, los abandonó. En su presencia y para siempre. No hubo postre.


Creación original de Oddey registrada en Safe Creative.

A LA GENTUZA QUE ME HA QUERIDO (… o cómo referirme a quien ya no lo hace)

A LA GENTUZA QUE ME HA QUERIDO (… o cómo referirme a quien ya no lo hace) -Todos los comienzos son el principio del fin– me dije, mi...